Esa primera secuencia en la que el hermano pequeño va a despertar a su hermana y no para de repetir su nombre hasta que consigue despertarla nos adelanta que estamos ante un filme que va a ser especial. Girl (Lukas Dhont, 2018) trata la historia de una adolescente que está preparándose para empezar un tratamiento hormonal que le cambie el aspecto físico por completo. Apasionada del ballet, la joven comienza en una escuela de danza para hacer realidad su sueño de convertirse en bailarina. La cinta narra un relato familiar en el que la buena relación, armonía y naturalidad que existe entre el padre y la joven consiguen atrapar al espectador desde su inicio, y ofrecen una nueva mirada al tema de la transexualidad sin que los miembros de la familia tengan un problema con ello y sea al contrario, apoyen en todo momento a una persona transgénero.
El trabajo tan sacrificado que conlleva la danza se une a la presión que Lara tiene consigo misma —a la que también acompaña mucho la edad y ese querer conseguir todo con urgencia porque así creemos que las cosas van a ser diferentes—. Y es que la adolescencia es una época que puede llegar a ser muy complicada para muchos jóvenes. Con una cámara que enfoca en todo momento a la protagonista y que nos lleva a ver cómo siente todo lo que va viviendo así como la incomodidad de ciertos momentos en los que los adultos no saben manejar un tema de adultos y los adolescentes pueden llegar a sacar su peor cara como adolescentes, sin necesidad de muchos diálogos, el largometraje consigue que lleguemos a apreciar el juicio que ella siente que va a recibir por parte de los demás constantemente.
El bailarín belga Victor Polster debuta en el cine interpretando a esta bailarina transgénero que cautiva al espectador desde el primer momento gracias a la sublime interpretación que realiza el actor. La música instrumental de la banda sonora que se entremezcla con el silencio de otras secuencias y los pocos diálogos de la cinta funcionan a la perfección para narrar la presión mental con la que vive la protagonista, y esos colores ocres y cálidos de muchas de las escenas terminan de crear la composición que acompaña al relato y que transmite cercanía hacia el personaje y resalta su juventud.
Si bien el doblaje al castellano muestra un tono mucho más masculino en el personaje de Lara del que podemos ver en su versión original en francés que puede llegar a distanciarnos del personaje, el resultado de Girl es conmovedor —mucho más si tenemos en cuenta que es la primera película del director Lukas Dhont—, con la que borda la representación de todo lo que llega a sentir esta adolescente pero sobre todo, del significado del dolor en distintos personajes hacia un tema que sigue siendo tabú y del que la sociedad necesita familiarizarse más para ayudar a que sea más llevadero para las personas que lo viven.
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