Gustav Möller se estrena en la dirección de un largometraje tras haber rodado anteriormente un cortometraje y dos episodios de una serie de televisión y el resultado de esta película no podía haber sido mejor. The Guilty (Den skyldige, Möller, 2018) es un apasionante thriller que se ha convertido en una de las sorpresas europeas del año relatando la historia de un oficial de policía que es relegado de su puesto de trabajo y enviado a una central de emergencias, donde de entre todas las llamadas de auxilio que atiende recibe la de una mujer que parece haber sido secuestrada.

Esta película danesa destaca por su especial cuidado en la creación del thriller, que a pesar de tener un único escenario durante los ochenta y cinco minutos de cinta, sabe crear intriga y tensión con unos planos que se mueven mayoritariamente entre planos medios y primeros planos, así como gracias a un constante juego con la luz que va haciéndose más tenue conforme se desarrolla la trama y cuya imagen llega incluso a oscurecerse utilizando una luz roja para enfocar a su protagonista en un momento cumbre del relato, y con la apuesta que el director hace en la utilización del silencio.

Durante toda la cinta, el espectador caminará de la mano junto al policía, tropezando y levantándose como le ocurre al protagonista, y dejando que nuestra propia imaginación recree los escenarios que escuchamos durante las distintas llamadas de teléfono pero que no vemos representadas en la cinta. The Guilty se apoya en dos tramas que se entrelazan y producen la moraleja de la historia, y con las que el abuso de poder, la moral y la honestidad se verán enfrentadas. La ópera prima de Möller es un extraordinario thriller que combina un buen guión, la excelente interpretación de su actor protagonista y una grandiosa puesta en escena que ha sabido ensamblar su director para crear un fascinante relato de suspense.


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