Ellos son personajes en su mayoría con nombres de países pero entre todos conforman un único país con himno propio, un color que les representa y un escudo en forma de careta con la cara de Dalí. Tras una tercera temporada que dejó a todos sus espectadores ansiosos de esclarecer y cerrar los cabos que quedaron sueltos—leer reseña pinchando aquí—, La casa de papel (Alex Pina, 2017) llega a Netflix con una cuarta temporada que continúa el fenómeno de masas que ha recorrido el mundo entero.

Con un arranque cargado de drama y rememorando la mítica tensión que caracteriza a la serie, pronto llega una de las nuevas canciones de esta temporada que reúne una banda sonora con artistas de la talla de Amaral, Van Morrison, Damien Rice o la propia Nawja Nimri. La cuarta temporada de La casa de papel sigue los patrones de sus anteriores pero nos trae un villano sádico y cruel que hará que la violencia en los episodios aumente, mientras vamos viendo la evolución de la mayoría de protagonistas que ya se han convertido en personas cercanas al espectador gracias al melodrama que crean las relaciones personales y los toques de humor negro que algunos como Palermo, el propio profesor o Bogotá muestran.

La casa de papel es una serie de entretenimiento que a su vez es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, con una pequeña pero variada muestra de personajes muy definidos que destacan por su fuerte personalidad y carácter. Funcionan así como una pequeña parte más del mundo cuyas relaciones personales y trabajo en equipo hacen peligrar el plan principal. El atraco al banco de España no solo funciona como pasatiempo para el espectador sino que es a su vez una crítica al mundo de la política, al estado o incluso a seres humanos tan deplorables y miserables como el personaje de Arturo.

En esta cuarta temporada se repiten las mismas tácticas que definen a la serie la diversidad de géneros que se mueven desde el thriller hasta la comedia, la continua tensión que crea la trama y que no deja al espectador despegarse de ella hasta el final o el desarrollo de algunos personajes principales como sucede con Tokio, Palermo o Alicia Serra en esta temporada—, y a su vez, destaca por la abundancia de violencia, la reducción de la carga sexual y la inclusión de nuevos temas en los diálogos como la transexualidad o el abuso sexual. Esta cuarta temporada sobresale como producción internacional en la que se nota la mejora de efectos especiales aunque se escapen algunos pequeños errores en estos primeros episodios y pese a que pueda haber una sobrecarga de tensión en la trama que hace mella a mitad de temporada o que el espectador pueda prever la evolución de algunos momentos de la historia, el entretenimiento sigue estando ahí y vuelve a ser digna de ver.