Cuando el matrimonio de una pareja adulta con tres hijos que ya se encuentran en la adolescencia y post-adolescencia llega a un momento en el que está a punto de romperse para siempre, una de las partes decide plantear un plan B para intentar solucionar ese problema sin romper el matrimonio. Esta es la trama principal de Wanderlust (Nick Payne, 2018), una miniserie de televisión de tan solo seis episodios que indaga en las vidas del matrimonio y de sus tres hijos y lo hace cuidando sus diálogos y la caracterización de sus personajes. La serie termina formando un retrato auténtico de distintos momentos de la vida de sus personajes y de cómo la decisión del matrimonio, afecta también a las vidas de sus hijos.

Con la brillante Toni Collette realizando una interpretación personal, conmovedora y sublime que llega a desbordar la pantalla en sus últimos episodios y es a su vez, quien lleva en mayor medida las riendas de la historia, y unos secundarios que completan un acertado reparto, Wanderlust es una desconocida serie que plantea una idea original y unos personajes cotidianos que deciden llevar ese plan a cabo retratando con naturalidad una decisión peculiar con la que quieren impedir la disolución del matrimonio. Un tema abordado de forma íntima y personal y que da lugar en algunas secuencias a magníficos planos dobles que cuentan el desarrollo de las vidas de la pareja de forma simultánea y que ponen atención a los pequeños detalles y se sirven de canciones cuidadosamente elegidas para retratar esos momentos.

Una fabulosa banda sonora que nos deja brillantes secuencias como el viaje en coche en el que suena ‘Use me’ de Bill Withers, el íntimo momento en el que escuchan a través de unos auriculares ‘We are never apart’ de Nick Mulvey, el momento de fiesta con la canción ‘You may be blue’ de Vetiver, los primeros acordes de ‘Need you tonight’ de INXS con un plano del coche visto desde arriba con ellos saliendo del coche, una secuencia memorable engullendo magdalenas con la música de The Acorn y ‘Almanac’ o una fiesta de época en la que suena ‘These arms are mine’ de Ottis Redding. Espléndidas secuencias que en su conjunto dan lugar a un drama contado con toques de humor, originalidad y subjetividad que es una mirada adulta y madura al momento de crisis de un matrimonio y todo lo que hay detrás de este.


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