El renacido (The Revenant, Alejandro González Iñárritu, 2015) se centra en la historia real del aventurero Hugh Glass quien, a principios del siglo XIX mientras viajaba con unos americanos recolectando pieles, fue atacado por un oso que le dejó gravemente herido.
Iñárritu nos muestra la lucha del ser humano por sobrevivir en circunstancias extremas (heridas en pecho, espalda y garganta realmente desgarradoras), en unas condiciones climáticas muy duras (fuertes vientos y nevadas y ningún cobijo y comida con la que alimentarse), y ante circunstancias personales todavía más trágicas.
Cómo Iñárritu y Lubezki construyen la experiencia visual de El renacido
El largometraje de Iñárritu utiliza tomas largas —long shots— de forma magistral y con ellas, nos presenta a los personajes y nos adentramos en los bosques. Así conocemos los peligros a los que se enfrentan y somos testigos de la necesidad de supervivencia de los protagonistas. El director también recurre a planos contrapicados —low angles—, que nos enseñan el cielo y la cima de los árboles en diferentes secuencias a lo largo de la película. Estos nos ayudan a visualizar los cambios tanto de clima como de tiempo.
Uno de los puntos fuertes de El renacido son los planos de infarto que nos regala la fotografía de Emmanuel Lubezki durante toda la cinta. Unas panorámicas de paisajes nevados en invierno, del río junto a las tiendas de campaña o del inmenso bosque en el que se sitúa la trama. Una vez que hemos visto la película esta podría resumirse como: ¿El hombre y la vida? ¿El hombre y la naturaleza? ¿El hombre y el hombre? ¿El hombre y la venganza?
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Trama y motivaciones: dolor, pérdida y deseo de justicia
En cuanto a la trama en sí, no nos cuenta nada que no hayamos visto antes. Al protagonista le quitan lo más valioso que tiene (un hijo) y busca venganza para así sentirse mejor. Tenemos al villano de entre los villanos. Alguien odioso con el que, gracias a la interpretación de Tom Hardy, el espectador rápidamente se sentirá más identificado con el protagonista y sus deseos de terminar con él. Hasta pocos segundos antes de su muerte, Hardy no duda en mantener su papel de villano. Muestra su odio para justificar más la venganza. El final resulta bastante decepcionante.
Un final polémico
Hubiese sido perfecto si, ya que el personaje de Dicaprio se da cuenta de que matarle no le va a devolver a su hijo, lo hubiese dejado ir por el río, y que este se tuviera que buscar la vida como él mismo hizo. Pero no, lo que hace es entregárselo a la tribu para que ellos acaben con él definitivamente.
¿Y por qué lo mata la tribu que no sabe ni quién es John Fitzgerald (Tom Hardy)? Por el color de piel —recordemos la guerra que mantienen con los nativos americanos—, y por devolverle el favor a este (había previamente salvado a su hija del maltrato y de las violaciones de una banda de hombres blancos).
¿Es que la gente no se cansa de tanta venganza y tanto racismo? Está claro que tenemos que entenderlo como una película que se desarrolla a principios del siglo XIX, por lo que el racismo estaba todavía más presente, y la venganza era el pan de cada día ya que la gente estaba sobreviviendo. Sin embargo, es una historia narrada en pleno siglo XXI en la que, no creo que lo que se nos cuenta fuera lo que realmente sucedió hace dos siglos.
Tal como se muestra en El renacido, con heridas tan profundas y tan graves, nadie podría sobrevivir tantos días en medio de la nada sin ningún tipo de cura. Eso es lo que lleva a esta cinta más a la ficción que a la realidad, por mucho que se base en una historia real o que nos cuente la supervivencia del ser humano en la naturaleza en un mundo no civilizado.
Por eso, hubiese estado mucho mejor un final adaptado a la época en la que lo narra, un final que demostrase que incluso en aquellos tiempos, podían ver como la venganza no lo es todo y no recurrir a ella como la solución más fácil.