Magnífica primera parte sin apenas diálogos y con una nítida fotografía que empieza siguiendo a una mujer en una noche lluviosa, y que durante varias secuencias, nos lleva a distintos lugares que recorre y que no sabemos a dónde nos van a llevar. Nina (Andrea Jaurrieta, 2024) es una mezcla de la excelente interpretación de su actriz principal, Patricia López Arnaiz; y una historia que está relatada de una manera diferente, y que nos mantiene atentos al relato que marca el personaje protagonista. Pasado y presente pronto comienzan a entremezclarse para descubrir qué es lo que lleva a esta mujer a regresar a su tierra natal.

Unos encuadres y posiciones de la cámara que nos dejan imágenes para el recuerdo, y una historia con una perspectiva que llega a parecer inusual en ciertos momentos por ser contada así en el cine, dejando atrás estigmas que hemos creado en la sociedad, para narrar hechos diarios de forma natural que normalizan ciertos temas que antes parecían querer esconderse. El color rojo está cargado de simbolismo y funciona para resaltar a su protagonista, quien destaca entre paisajes y escenarios con tonos crudos, en los que el mal tiempo también acompaña a la situación dramática que nos termina contando.

Nina es una historia de venganza que termina siendo enormemente reflexiva durante el proceso narrativo. Recatada en su exposición pero lo suficiemente explícita como para denunciar una situación que, a pesar de que lleva años teniendo lugar, parece que es ahora cuando nos damos cuenta de la barbaridad de los hechos, y vemos cómo de injustos hemos llegado a ser como sociedad con nuestro silencio y pasividad. La forma de relatar la historia con escasos diálogos, la sublime interpretación de Patricia López Arnaiz y esas imágenes que resaltan una grandiosa fotografía se ven difuminadas por la lentitud de su narración y por una cinta algo extensa en su metraje.


Descubre más desde Noisy

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.