Tras una primera parte que encantó al público francés y traspasó fronteras, los resultados han hecho que nueve años después del estreno de Pequeñas mentiras sin importancia (Les petits mouchoirs, Guillaume Canet, 2010) podamos ver la evolución de las vidas de este grupo de amigos en Pequeñas mentiras para estar juntos (Nous finirons ensemble, Guillaume Canet, 2019). En el sesenta cumpleaños de Max, los amigos de siempre deciden darle una sorpresa, a pesar de la falta de contacto que han tenido durante los anteriores años, en la casa de éste donde tantos momentos han pasado juntos.
La genialidad de un individuo como Max y la sublime interpretación del actor François Cluzet una vez más, con un personaje que funciona como nexo central de la historia, es el punto perfecto que aporta comedia y drama a una cinta de entretenimiento sobre la amistad y el cuidado y supervivencia de la amistad con el paso del tiempo. De nuevo, la localización vuelve a ser excepcional con esa casa repleta de recuerdos y la creación de nuevos momentos en un alojamiento con unas vistas excepcionales. La mayoría del reparto que ya protagonizaron la primera parte, repite en esta segunda película, haciendo que el espectador sea testigo de los cambios que han experimentando con los años y la evolución de su amistad.
Una imagen de Pequeñas mentiras para estar juntos
Guilleaume Canet vuelve a demostrar que tras el reparto y la historia, su otro punto fuerte es la banda sonora compuesta por una variada pero insólita mezcla de canciones de Nina Simone, Them, Boney M, Donna Summer, Four Tops o Cindy Lauper. Al igual que Pequeñas mentiras sin importancia, Pequeñas mentiras para estar juntos sabe cerrar con un sensacional desenlace que remarca la importancia de la amistad, tras un desarrollo con una variedad de historias que conforman esta comedia dramática en la que el realismo y el nivel medio de drama con sus constantes dosis de comedia nos hacen disfrutar como si se tratara de nuestro propio grupo de amigos.
Nota: 9/10
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