Hay directores que conectan más o menos con cierto público. En el caso de Cesc Gay, el guionista y director barcelonés parece estar centrado en un tipo de audiencia y sus películas se centran más en lo teatral del cine, en los personajes de sus historias y en un retrato realista con el que narrar sus tramas. En Sentimental (Cesc Gay, 2020) se relata la cena de dos parejas vecinas como si fuera una obra de teatro, compartiendo el mismo escenario en la mayor parte de su narración y con cuatro personajes principales durante todo el largometraje.
Con cierto parecido al brillante largometraje Un dios salvaje (Carnage, Roman Polanski, 2011) en el que también cuatro protagonistas en un mismo escenario sostenían una cinta que parecía una obra de teatro que estaba llena de humor y que brillaba gracias a su guión y a las interpretaciones de sus actores principales, Sentimental funciona también gracias a los diálogos y a las buenas actuaciones de su elenco. La crisis por la que pasa una de las parejas tras años de matrimonio que les ha llevado a una rutina en la que ninguno de los dos son felices y por otro lado, la vida sexual tan activa de la otra pareja que lleva poco tiempo de relación pero que están a gusto con las vidas que han creado son las que crean diferentes debates en la historia y distintas perspectivas.
Las respuestas cortantes del personaje de Alberto San Juan, el querer quedar bien constantemente del personaje de Griselda Siciliani, la forzada actitud del personaje de Javier Cámara junto a los consejos de una psicóloga interpretada por Belén Cuesta crean esta comedia dramática que tiene continuos toques de humor que amenizan la cinta, y que basados en opiniones más tradicionales que se juntan con otras personalidades más abiertas, dan lugar a constantes discusiones con el sexo como referencia que terminan con un mensaje bastante borroso para una entretenida película.
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