Un anuncio en blanco y negro de los cigarrillos Winston seguido de fragmentos sacados de imágenes de esos años —con la heroína o el presidente Kennedy siendo protagonistas— y la música de la canción ‘Venus in Furs’, así comienza el documental The Velvet Underground (Todd Haynes, 2021) que dirige el director de I’m Not There (2007), Carol (2015) o Wonderstruck. El museo de las maravillas (Wonderstruck, 2017). A través de vídeos e imágenes que nos sitúan en los años 60 y 70, y los relatos de aquellos que todavía viven y fueron parte de un nuevo movimiento que nació en medio de unos años de cambios, regresamos a una época que va quedando lejana pero en la que lo experimental, la vanguardia, las drogas y el arte cohabitaban juntas.

Con la voz de Lou Reed de fondo y un vídeo grabado del compositor que nos mira fijamente en la mitad del encuadre durante varios minutos, conocemos los primeros años del músico aprendiendo a tocar la guitarra él solo o curiosidades como la publicación de su primer disco con catorce años. El miembro fundador de la banda John Cale nos cuenta también anécdotas de su infancia y adolescencia y cómo estas marcaron a la persona en la que se convirtió. El cineasta lituano Jonas Mekas y la batería del grupo Maureen Tucker son algunos de los comentaristas que nos ayudan a consolidar la historia de la banda The Velvet Underground con nombres como Andy Warhol, La Monte Young o Nico aka Christa Päffgen apareciendo continuamente en la vida y en los mejores años del grupo musical.

Una vez visto, el documental parece estar más dirigido a conmemorar la figura del fallecido Lou Reed y parece querer ser un reportaje construido para conocer la personalidad, creatividad y trabajo de Reed visto desde la mirada de otros en mayor medida, teniendo como resultado lo que parece ser un tributo al líder de la banda. En cualquier caso, The Velvet Underground es un documental creativo y experimental como lo fue el grupo de música. Su estructura se compone de una diversidad de encuadres dentro de una misma secuencia, la combinación de colores, luces y sonidos así como un resultado bastante personal y original que no solo lo hace ser sugerente sino que además está a la altura del simbolismo que tanto la música como la banda en sí misma transmiten. Y puede que al igual que sucedió con el grupo, este documental tenga su reconocimiento dentro de unos años, cuando se mire con admiración y nostalgia hacia una época pasada.