Basada en la historia real de Amanda Wendler y su madre Libby Alexander que fue publicada en un artículo en el periódico The Washington Post, 4 días (Four Good Days, Rodrigo García, 2020) se inspira en ellas para llevar a la gran pantalla esta dura historia sobre la adicción a las drogas. Siendo una adolescente y tras sufrir un esguince de rodilla provocado por un accidente esquiando, a Amanda le recetaron su primera receta de opioides con la que empezaría una adicción que cambiaría su vida y la de su familia.
El largometraje comienza con la llamada de Amanda a su madre cuando acude a la casa familiar pidiendo ayuda, la madre le recuerda el trato que hicieron y por el que no puede volver hasta estar limpia. Con una primera secuencia que nos mete de lleno en la historia, vamos poco a poco conociendo más del pasado de estas dos mujeres y vemos cómo una madre vuelve a darle una nueva oportunidad a su hija debido a la enfermedad que está consumiendo a la joven.
La cinta se centra en los últimos cuatro días de desintoxicación necesarios para que los médicos puedan ponerle una inyección que disminuya esa dependencia que ha desarrollado su mente y cuerpo hacia las drogas. La convivencia entre madre e hija nos da a conocer sus vidas pasadas y el largo recorrido que cada una de ellas ha vivido hasta llegar al presente en el que se encuentran. 4 días nos hace ver la historia desde el punto de vista de la madre y el espectador empatiza y conoce mejor a este personaje que vive en un estado de desesperación, estrés y esperanza en el que estas noventa y seis horas se hacen terriblemente largas y costosas.
A pesar de haber visto cómo el cine ha tratado este tema en sucesivas ocasiones, esta cinta basada en hechos reales es tremendamente realista y la historia avanza sin estancarse demasiado en el drama de los muchos momentos complicados que se viven. Las desbordantes interpretaciones de Glenn Close y Mila Kunis ayudan a que el espectador empatice con la historia y sienta la agonía, culpa, trauma y decepción como si las viviera en primera persona. La honestidad y realidad a la hora de retratar el relato, en la forma en la que se expone y con esas dos pletóricas interpretaciones consiguen hacer que tras el visionado de 4 días te adentres tanto en la historia que te habrá removido por dentro.
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