El tiempo que te doy (Inés Pintor, Pablo Santidrián & Nadia de Santiago, 2021) ha sido todo un descubrimiento de serie que sorprende desde su primer momento por la duración de sus episodios con ese innovador formato de once minutos por episodio y por ser una apuesta muy interesante basada en la reducción de la duración de los minutos que se dedican a mirar al pasado conforme vamos avanzando en la historia de Lina y Nico. La serie comienza mostrándonos brevemente la vida actual de Lina pero se empeña en hacernos viajar a su vida pasada y a cómo conoció al que después fue su pareja durante años.

Aunque la historia de amor tiene un gran peso al comienzo de la serie, El tiempo que te doy relata los cambios que experimentamos a lo largo de los años y que aquí se resumen en once minutos de episodio que juegan con el tiempo de duración mientras describen todos esos minutos de nuestros días que empleamos en pensar en el pasado cuando no nos gusta nuestro presente actual. La idealización y obsesión del pasado que parece que cada vez es más común y que deja al presente mirando siempre a lo que tuvimos y no a lo que tenemos en este momento.

Con saltos en la historia al pasado y al presente de la protagonista, esta miniserie creada por la actriz Nadia de Santiago junto a Inés Pintor y Pablo Santidrián profundiza en una relación de pareja, sus altibajos, el paso del tiempo y los cambios que vamos experimentando a lo largo de los años por entre otras cosas, las experiencias que vamos viviendo en la vida. Con un maravilloso título que da pie a muchas reflexiones, la serie El tiempo que te doy se convierte en un retrato tremendamente realista de una ruptura tras una relación consolidada así como de ese intento de superación y paso de página.

Una maravillosa fotografía, unas buenas interpretaciones de la pareja compuesta por Nadia de Santiago y Álvaro Cervantes en las que recae la mayor parte del peso de la historia y con los que viviremos toda una montaña rusa de sentimientos así como un formato original que nos demuestra cómo tras las rupturas de pareja, al principio la mayor parte de los minutos del presente miran al pasado y es el paso del tiempo el que va haciendo que las vidas presentes vayan siendo más protagonistas que los recuerdos del pasado.