Daniel Day-Lewis es un hombre bastante desconocido, su capacidad de inmersión para lograr unos personajes llenos de matices y con mucho carácter le han llevado a ser el único actor ganador de tres premios Óscar y sin embargo, tiende a abandonar la interpretación durante unos años tras la realización de una película cuando reconoce haber perdido el control y verse afectado por el vértigo de la interpretación, alejándose así de la mirada pública y aislándose de ella. El documental Daniel Day-Lewis, el genio de Hollywood (Daniel Day-Lewis – L’héritier, Jeanne Burel & Nicolas Maupied, 2021) recorre su trayectoria profesional haciendo hincapié en sus logrados personajes y mostrando sus orígenes familiares para comprender así el tipo de hombres que ha interpretado en el cine y el significado que estos han tenido para el actor.
De origen inglés, empezó su carrera en el teatro y sus primeros largometrajes demostraban lo que su carrera ha terminado siendo, la interpretación de personajes muy opuestos como los realizados en 1985 en las dos cintas que estrenó ese mismo año. Mi hermosa lavandería (My Beautiful Laundrette, Stephen Frears) fue su primera película y ahí interpretaba a un punk homosexual mientras que Una habitación con vistas (A Room with a view, James Ivory) le dio el reconocimiento del público dando vida a un snob aristocrático acomplejado de la Inglaterra victoriana. La credibilidad de ambos personajes así como sus distintos rasgos y peculiaridades y el tipo de hombres tan opuestos entre sí le abrieron camino en la industria y demostraron que entendía a la perfección a esos personajes y de ahí la credibilidad de sus actuaciones.
De padre poeta, madre espiritual dedicada a su marido que de manera ocasional era actriz y abuelo productor, Daniel Day-Lewis viene de una familia burguesa acomodada en la que él y su hermana veían poco a sus padres y tuvieron una educación estricta. Él mismo reconoce haber interpretado un papel en su infancia adoptando el lenguaje de la calle para integrarse con el resto de niños en el colegio. Su pasado y concretamente la relación que mantenía con su padre, quien murió tras años enfermo cuando él iba a comenzar su carrera profesional, le han llevado a interpretar papeles en los que se trataban relaciones entre padres e hijos que aún siendo complicadas, llegaban a ser afectuosas de alguna manera, como si se tratara de su propia historia en papeles como el que vimos en Mi pie izquierdo (My Left Foot, Jim Sheridan, 1989), En el nombre del padre (In the Name of the Father, Jim Sheridan, 1993) o la más reciente El hilo invisible (Phantom Thread, Paul Thomas Anderson, 2017).
La necesidad de Lewis de vivir como sus personajes para conocerlos y entenderlos y así poder interpretarlos le ha llevado a tener distintos problemas de salud a lo largo de los años. En palabras del mismo actor, «te vacías de ti mismo para hacer de otro». Como nos indica el documental, él hizo del silencio un arte y su discreción en lo personal y concediendo escasas entrevistas le ha hecho conseguir esa paz fuera del ruidoso Hollywood. Fascinado por la historia americana, el actor ha sabido llevar a la gran pantalla diversos roles de la mitología americana interpretando la violencia natural de estos personajes de una forma única. Desde el carnicero de Gangs of New York (Martin Scorsese, 2002) con el que era temido hasta por el propio Dicaprio, hasta ese hombre al que la ambición le acaba arrastrando hasta el fondo en la excepcional Pozos de Ambición (There Will Be Blood, Paul Thomas Anderson, 2007). Un delicioso y bien realizado documental con el que nos quedaremos con las ganas de saber más sobre este brillante actor y singular persona.
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