La trayectoria profesional del actor Mads Mikkelsen no ha parado desde sus comienzos en el séptimo arte a mediados de los años 90. Con un gran número de películas noruegas realizadas pero moviéndose también por España con Torremolinos 73 (2003), Estados Unidos con producciones como El Rey Arturo (2004) o Furia de Titanes (2010), Suecia con The Exit (2006), Reino Unido con Casino Royale (2006), Alemania con La puerta (2009), Francia con cortos como Le Fantome (2016), Islandia con Artico (2018) o China con cortos de animación como Death Stranding: TGA 2016 (2016), este actor noruego se ha hecho hueco en el cine y las series de un gran número de países y de ahí, su popularidad. En Otra ronda (Druk, Thomas Vinterberg, 2020) protagoniza una cinta danesa con la que su director pretende hacer un tributo a la vida.
Mikkelsen interpreta a un profesor de historia sumergido en una rutina con la que ha dejado de disfrutar de su vida cotidiana y todo cambia cuando en una cena con otros profesores, ellos deciden poner en práctica un estudio que dice que con una tasa de alcohol en el cuerpo, la persona se encuentra con un estado de ánimo mejorado. Los cuatro deciden experimentar este proyecto personal que comienzan realizando durante sus horas de trabajo pero que irá desarrollándose hasta probar las consecuencias psicológicas y físicas que producen las distintas tasas de alcohol en sus cuerpos. Como era de esperar, ellos verán cómo sus vidas comienzan a cambiar y los espectadores disfrutaremos del camino que van recorriendo en el proceso.
Con secuencias hilarantes como la del bacalao y con otros momentos dramáticos con los que se alternan ambos géneros cinematográficos, Otra ronda se convierte en una tragicomedia sobre la amistad, la vida y el amor que utiliza el alcohol como vía de escape para las vidas aburridas e insignificantes de los cuatro protagonistas. La banda sonora es también clave en el relato de estas historias y con un gran número de canciones de música clásica y otras como ‘Cissy Strut’ del grupo The Meters o ‘What a life’ de Scarlet Pleasure se complementan para alegrar y conseguir que el espectador disfrute el doble de esos momentos en las que aparecen. Otra ronda es una oda a la vida que siempre viene bien ver pero que es más bienvenida cuando el mundo real lleva varios años dándonos malas noticias constantemente.
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