Quizás para muchos un acontecimiento como el de Chernobyl quede lejos o haya pasado algo desapercibido a pesar de ser el desastre nuclear más grande de la historia de la humanidad. Gracias a la miniserie producida por la cadena HBO, Chernobyl (Craig Mazin, 2019) recrea la historia de lo sucedido en la noche del 26 de abril de 1986 en la ciudad ucraniana de Prípiat, volviendo a sacar a la luz esta catástrofe mundial y a cuestionar los hechos que se sucedieron y que una vez más, muestran el lado más oscuro de la humanidad caracterizado por las mentiras y el abuso de poder para esconder la verdad de los hechos.

Con una espléndida primera secuencia, Chernobyl nos traslada inmediatamente a la Ucrania de los años 80 en un momento que cambió la historia de la humanidad. Desde el primer momento, la espectacular fotografía que rodea la serie así como el orden y la forma en la que narra los hechos que se sucedieron nos hace experimentar en primera persona lo ocurrido en esa noche y recalca la importancia del tiempo de reacción y las acciones que se llevaron a cabo. Las historias individuales así como las que todas ellas crean en conjunto a lo largo de la serie muestran la fatalidad de lo sucedido durante esa madrugada de abril y de todo lo que vino después. La pausada narración con la que se relata todo ello en seis episodios de una hora de duración cada uno nos hace empatizar con sus protagonistas y querer averiguar la verdad de lo sucedido.

Sin olvidar que Chernobyl es una creación americana que peca en algún momento de tergiversar o afirmar hechos que no están del todo probados o de mostrar su lado más patriótico ante los desastrosos hechos de un rival como fue para ellos la unión soviética, el realismo y cercanía que consigue transmitir recreando la historia que tuvo lugar hace algo más de treinta años nos hacen pensar detenidamente sobre los hechos y el comportamiento humano ante lo sucedido, lamentando esa tragedia y a su vez, reflexionando sobre los políticos que nos representan y la probabilidad de que estos vuelvan a ocasionar una desgracia como esta, dado el egocentrismo y falta de empatía que muchos de ellos denotan.

 «Cada mentira que contamos es una deuda con la verdad. Más tarde o más temprano, hay que pagarla. ¿Cuál es el precio de las mentiras?»


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