Otro estreno de la plataforma Netflix ha sido Intimidad (2022). Creada por Laura Sarmiento y Verónica Fernández, esta serie de tan sólo ocho episodios narra el caso de una política vasca que teniendo un futuro brillante por delante con propuestas como la regularización del mercado de la vivienda y la opción de optar a la próxima alcaldía de Bilbao, se ve perjudicada cuando un vídeo sexual publicado en todos los medios de comunicación sin su consentimiento altera su vida personal y profesional drásticamente. Con una historia similar en segundo plano con la que comienza la serie y en la que una mujer acaba de cometer suicidio, la serie plantea una situación que ya hemos visto en casos reales y cuyas consecuencias para quienes las sufren son devastadoras.

Intimidad describe con naturalidad y sin florituras la falta de apoyo de la gente de alrededor cuando un suceso así tiene lugar y cómo las miradas de todo el mundo se ponen en la víctima sin tratarla como víctima pero desprestigiándola y culpándola como si fuera un títere que todos pueden usar a su antojo. Los adentros de dos sectores muy distintos como la política y la empresa privada nos demuestran que en los dos bandos se trata la situación de la forma errónea, y ambos tienden a poner el letrero pero no cumplir lo que el letrero dice, quedando todo en mera fachada. La serie se mueve hacia el thriller que afortunadamente se aleja rápidamente de lo telenovesco de esta historia.

Siendo un tema bastante complicado de abordar pero que aquí realizan con flashbacks al pasado de la historia, una narración no lineal y la ayuda de una narradora omnisciente y otra narradora protagonista espontánea, Intimidad es una serie con una descripción de la trama lenta pero realista. Gracias a su elenco principal con las actrices Itziar Ituño y Patricia López Arnaiz a la cabeza y unas secundarias a la altura tratan de hacernos ver la difícil tarea de ver dónde están los límites de la intimidad. La serie es una crítica sobre el abuso de poder, el soborno, la falta de honestidad y la hipocresía así como la culpabilidad del sistema en la forma en la que se tratan estos temas de los que todos somos cómplices y también partícipes, y entre los que estamos los medios de comunicación, los políticos, las instituciones y los ciudadanos de a pie.