Con la canción ‘Estranha forma de vida’ del artista Caetano Veloso sonando mientras un joven vaquero la canta en medio del desierto comienza el último estreno del director Pedro Almodóvar en forma de mediometraje titulado con el mismo nombre. Extraña forma de vida (Pedro Almodóvar, 2023) relata la historia de un antiguo pistolero que se reencuentra con un compañero de batalla veinte años después cuando ahora este es el sheriff del condado.

A la historia de unos protagonistas más maduros les rodean unos jóvenes y atractivos vaqueros que se distancian mucho de la imagen de western que estamos acostumbrados a ver. Conforme nos adentramos en la historia principal de estos dos viejos amantes comprobamos que la mirada que se le da al género se aleja mucho de los estereotipos que este ha ido creando con sus películas. La cinta de Almodóvar se compone de primeros planos que nos hacen prestar atención a los rostros y expresiones de sus protagonistas, en las que el rojo vuelve a ser un color importante en todo el metraje y cuyos diálogos y descripción del relato están llenos de sensualidad y erotismo.

Extraña forma de vida describe una historia de amor que a su vez tiene trasfondo y llega a rozar el formato de la telenovela. A la profundidad del relato de pasión y la forma en la que se describe este con una variedad de sentimientos contradictorios (amor, odio o represión), le viene de maravilla la duración del mediometraje que derrocha intensidad y exceso y que se propone romper barreras en el género cinematográfico con una historia no vista antes dentro del western. Almodóvar se propone narrar y describir el romanticismo en el Oeste con unos personajes masculinos humanizados que se alejan del estereotipo creado por el género y se adentra así por los caminos de la homosexualidad y bisexualidad para este ranchero y sheriff en tierras de secano y opresión.


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