El ser humano es incomprensible. Por mucho que nos estudiemos, es difícil que lleguemos a comprendernos. Nuestras formas de actuar, de razonar y no razonar, y de vivir la vida son toda una caja de sorpresas. Somos tan difíciles de entender que los personajes que vemos en Fuego (Avec amour et acharnement, Claire Denis, 2022) explican bastante bien lo complicados e incoherentes que podemos llegar a ser las personas. El amor de esta pareja es el protagonista de una relación de cariño y pasión que se tambalea cuando una tercera persona con una relación muy cercana con ellos llega de nuevo a sus vidas.

La directora Claire Denis comienza este drama romántico con una fascinante primera imagen de la pareja en medio del mar a la que le siguen las muestras de amor que se tienen ambos, y con las que nos demuestra el apasionado romance que viven. La música va anticipando y haciéndonos disfrutar de esos momentos pero también nos advierte de cierto peligro e intriga en los que se adentran las historias de vida de los protagonistas. Amor y miedo mezclados con otros sentimientos que personifican los actores protagonistas, y que relatan historias que no quieren demostrar nada, y son solo las historias de distintas personas que se unen a lo largo de la vida.

Fuego no sería nada sin las excepcionales interpretaciones de sus protagonistas encarnados por Juliette Binoche y Vincent Lindon. Es interesante que unas historias muy normales y reales se narren de esta forma que consigue adentrarnos en sus relatos de vida por corrientes que sean. La manera en la que se desarrolla la cinta con música hilando y anticipando momentos, y unos planos que siguen los pasos de los personajes en esta ciudad que se tiñe de gris y está mojada continuamente, aporta cierto entretenimiento al querer saber cómo evoluciona su historia de amor y qué va a suceder. Sin embargo, su desenlace, que mira solamente a un personaje en concreto, hace que la historia pierda el sustento que estaba ganando en su desarrollo y no termine de convencer lo suficiente.