El auge de series gallegas que se emiten en plataformas como Netflix o HBO Max para que estas puedan salir de territorio gallego y ser vistas en todo el mundo es un hecho. Curiosamente, su temática tan parecida ha creado un género en sí mismo que se ha denominado Galician Noir. Auga seca (Alfonso Blanco, 2020) es otro ejemplo de thriller con tintes de crimen e intriga como antes lo fueron O sabor das margaridas (2018) —leer reseña pinchando aquí—, o las más reciente, El desorden que dejas (Carlos Montero, 2020). En localizaciones que se mueven entre Lisboa y Vigo y que pasan del portugués al gallego para aquellos que la vean en versión original, la serie relata la investigación de unos policías para averiguar el suceso que ha llevado a la muerte a un joven cuyo cuerpo se ha encontrado en el puerto de Vigo.

El espectador irá descubriendo el pasado del joven a través de los movimientos de su propia hermana y de los policías que estudian el caso. Con interpretaciones aceptables entre su reparto —entre las que nos alegramos especialmente de volver a ver al actor Sergio Pazos o descubrir nuevas caras como las de las actrices Cris Iglesias y Victoria Guerra—, Auga seca es en general un thriller bastante pobre que se tambalea en muchos momentos pero que engancha al espectador a querer descubrir lo sucedido. A esta miniserie gallega de seis episodios le fallan unos personajes poco convincentes que repiten errores básicos que empobrecen la trama y la equiparan a la de una telenovela.