La sociedad puede convertirnos en seres humanos fríos, calculadores y que poco tenemos de humanos. El mundo empresarial es una buena escuela de esa sociedad que vive para trabajar y termina olvidando quiénes son, qué pueden aportar en la vida y qué es lo que quieren de ella. Toni Erdmann (Maren Ade, 2016) es una cinta cuyo planteamiento nos lleva a conocer la casi inexistente relación que tienen un padre y su hija, y cómo un personaje en concreto llamado Toni Erdmann puede conseguir cambiar la vorágine en la que se ha convertido la vida de ella, haciendo que también cambie la del hombre protagonista en el camino.

Con una duración cuestionable con más de dos horas y media, esta película alemana propone una original historia que nos va llevando a conocer las vidas de sus dos personajes protagonistas. En tono de comedia constante que se mezcla con los momentos más absurdos que el espectador no imagina que va a encontrar, la actriz Sandra Hüller y el actor Peter Simonischek demuestran el mérito de sus actuaciones y la buena química que surge entre ambos en esta disparatada comedia dramática repleta de sarcasmo sobre el mundo empresarial y lo que este puede llegar a hacer en las personas.

Al final, Toni Erdmann termina siendo absurda en su presentación pero hasta el punto de que ese absurdo llega a ser comprensible para el espectador conforme avanza el relato, y crea esa complicidad y cercanía que aporta la relación padre e hija. Y es que, muchas veces, se nos olvida que debemos saber jugar en la vida y tomarnos las cosas menos en serio. Y de alguna manera, eso nos recuerda esta peculiar cinta con el mensaje que traslada y que nos muestra que deberíamos sentir más ridículo por las vidas que llevamos, y no por disfrazarnos ante la vida para intentar sobrellevarla de la mejor manera.


Descubre más desde Noisy

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.