Como sucede con los libros, en muchas ocasiones, las películas tienen su momento adecuado para verlas. Estar en plenas vacaciones y de viaje, siendo un verdadero turista, hace que la película Turistas (Sightseers, Ben Wheatley, 2012) llegue en un momento acertado. El filme comienza con una mujer haciendo las maletas para irse una semana de vacaciones con su novio. La madre se resiste a dejarla marchar y pronto nos descubre que es una mujer egoísta que no quiere quedarse sola, y prefiere sacrificar la vida de su hija para que esta se quede cuidándola. La que en un principio parece ser la persona más excéntrica de los tres, pronto nos hará ver que estábamos equivocados.

La joven pareja inicia su viaje en caravana y comenzamos un road trip conociendo mejor a estas dos personas que empiezan a descubrir su lado más personal y característico en la primera parada que realizan. Las situaciones de incomodidad que empieza creando él pero que pronto aprende ella, nos resultarán graciosas en un inicio, dada la sorpresa que producen sus reacciones ante las cosas, pero según avanza el relato y se desarrollan más secuencias así, se hará complicado digerir ese humor negro con momentos que se vuelven cada vez más perturbadores.

El realismo de las situaciones mezclado con la locura que envuelven sus personajes resulta terrorífico si nos tomamos en serio a estos dos seres humanos. Puede llegar a ser angustioso ya que cuesta soportar esos comportamientos tan infantiles y egoístas que resultan de gente que no parece haber tenido una correcta educación. Turistas se convierte en una comedia negra británica con toques de terror y crímenes que te hará desear no tener cerca a este tipo de personas en tu vida real mientras intentas disfrutar de sus peculiares y románticas vacaciones en pareja.


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