Sinceramente, aquello que incluye a la actriz Gillian Anderson ya se convierte en una apuesta interesante para visionar. La caracterización y el poder de gran parte de los papeles que ha interpretado la actriz a lo largo de su carrera —y que incluyen personajes como Dana Scully en Expediente X (The X Files, Chris Carter, 1992), Stella Gibson en La caza (The Fall, Allan Cubitt & Jakob Verbruggen, 2013) o Jean Milburn en Sex Education (Laurie Nunn, 2019)— nos han dado a conocer a mujeres profesionales, inteligentes, con sentido del humor y con decisión y control sobre sus vidas profesionales y personales. El último estreno en el que participa la actriz es La gran exclusiva (Scoop, Philip Martin, 2024), un filme que estrena Netflix en el que se relata cómo la cadena BBC llegó a conseguir que el príncipe Andrés hablara en su programa Newsnight sobre su relación con Jeffrey Epstein y su implicación en escándalos de explotación sexual y tráfico de menores.

El largometraje nos hace seguir la vida de la productora de televisión Sam McAlister, quien consiguió que tuviera lugar la entrevista más vista de la cadena BBC hasta el momento. Con una coordinación que implicó también a la editora del programa Newsnight, Esme Wren y a la presentadora de la cadena, Emily Maitlis; las actrices Billie Jean, Romina Garain y Gillian Anderson dan vida a estas tres mujeres dentro de una historia que está basada en las memorias que escribió la propia McAlister pero que, como bien se dice al inicio de la cinta, la historia que relata se ha dramatizado para la ficción. Una cuarta mujer también relevante en la historia es la secretaria y mano derecha del príncipe Andrés, Amanda Thirsk, quien consiguió que el príncipe diera una entrevista en la que aclarar las acusaciones que perseguían e involucraban al hijo de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo.

La gran exclusiva consigue, con buen ritmo en su desarrollo, que veamos el trabajo de periodismo que hay detrás de un logro tan exitoso como que un miembro de la familia real conceda una entrevista para hablar de unos escándalos públicos que parece que avergüenzan más al mundo que a él mismo como demostró en la entrevista. El resultado de esa entrevista —principalmente motivado por la incapacidad de este de reconocer lo sucedido en una entrevista bastante bochornosa—, hizo que un mundo globalizado expresara el desencanto y castigara al príncipe Andrés a través de las redes sociales.

Con una caracterización semejante a las personas reales que interpretan —aunque la propia Anderson esté demasiado maquillada en el papel de Emily Maitlis—, la película sigue los pasos de estos trabajadores en su preparación y desarrollo de la entrevista, y también paralelamente aunque en menor medida vemos los encuentros con la secretaria del príncipe en palacio, y parece ser un fiel retrato de lo sucedido, pese a ciertos momentos de mayor hincapié que ensalza la cámara con planos de cerca a las caras o a detalles concretos durante la entrevista que dramatizan más la historia en el filme. Un interesante largometraje que demuestra —una vez más— la importancia del periodismo y la labor de las y los profesionales que hay detrás de una entrevista notoria que consiguió la renuncia de los títulos y honores reales de un miembro de la casa real.


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